Salomé Valenzuela esperaba ansiosa el día de su cumpleaños número 13. Levaba días preguntándole a su madre y a su abuela cuales serían sus regalos. Pero cuando el gran día llego, Alejandra, la madre de Salomé, en lugar de estar al lado de su hija viéndola como partía su pastel de cumpleaños y recibiendo los regalos que tanto había esperado, estaba en una comisaría reportando su desaparición.